Paola Cortes-Rocca
Déclaration
Mi trayectoria académica comenzó en Argentina, donde obtuve la licenciatura en Letras en la Universidad de Buenos Aires, y continuó en Estados Unidos: me gradué en Princeton University, fui becaria de la Mellon Fundation en USC y profesora y Chair del Departamento de Lenguas Extranjeras de San Francisco SU. Desde el 2012 resido en Argentina; soy investigadora del Conicet, profesora del Área de Artes de la Escritura en la Universidad Nacional de las Artes y parte del colectivo feminista Ni Una Menos. Soy miembro de LASA desde hace más de dos décadas y he participado como ponente de los congresos anuales, organizadora de diversos paneles y discussant, Chair del Track “Literature: Interdisciplinary Approaches”. Actualmente soy Co-Chair del programa de nuestro próximo congreso, Poner el cuerpo en Latinx America.
Mi perspectiva sobre –y mis deseos para– nuestra asociación están doblemente situados. Por un lado, en el campo de las Humanidades, rutinariamente bajo sospecha epistemológica y blanco de los recortes presupuestarios, y al mismo tiempo, fábrica de las herramientas –conceptos, palabras, acciones, imágenes– con las que abordamos los procesos económicos y sociales, las transformaciones culturales y políticas, los saberes sobre los cuerpos y sus territorios, nuestros legados y nuestro presente. Por otro lado, en ese espacio anfibio, no sólo entre el norte y el sur, sino también en el cruce entre la investigación, la enseñanza y esos bordes porosos en los que el trabajo académico se mezcla con la práctica profesional y las intervenciones en el espacio público, por la vía de la comunicación y el activismo.
Creo que Latinx America –con su diferencia cultural, lingü.stica, política, racial y económica– se ofrece como objeto de estudio y, a la vez, como usina de perspectivas múltiples, en tanto se trata de un territorio no homogéneo en el que las condiciones reales en que se desarrolla la vida académica y cotidiana, las diferencias y desigualdades económicas y políticas, sexo-genéricas y raciales, –incluso la catástrofe ambiental– se experimentan y se gestiona de maneras diferentes. Entiendo que este encuentro entre materiales y abordajes, conceptos y prácticas constituye la riqueza de nuestra asociación; creo que nuestra tarea es abonar la hibridez de esa imaginación tan localizada como errante.
Espero, entonces, contribuir con un deseo que conjeturo compartido por muchxs: que nuestra asociación sea cada vez más un espacio de intercambio y actualización de saberes rigurosos e inesperados y un lugar de encuentro afectivo con colegas que habilitan otras miradas y experiencias. Que sea cada vez más, un verdadero laboratorio en el que se enhebran diversidades –del norte y el sur global– para enfrentar un presente agresivo que, usando viejas y nuevas armas, pone en peligro, el compromiso con la vida democrática y la ampliación de derechos que sostienen nuestros saberes y nuestras prácticas.